Poesía: El todo poético 10
El lenguaje debe revisarse desde lo etimológico hasta lo lingüístico. El lenguaje que nosotros conocemos hoy es un día es un hombre sentado en la poceta revisando algún diario, con el desayuno servido sobre la mesa. El lenguaje es un hombre sinvergüenza. Un tipo que llega borracho a la casa y le pega a la mamá o a la esposa, según sea el caso, y nadie dice absolutamente nada porque él es hombre.
Lo que me queda decir es que el lenguaje no es buen hombre, para decirlo en términos humanos. El lenguaje es el principio de la violencia, me refiero al lenguaje que conocemos, al lenguaje natural, diferenciado de otros tipos de lenguaje como los lenguajes formales que no abordaré en esta reflexión.
Todos los que estudiamos la lengua sabemos que hay algo en el lenguaje que puede intimidar al otro. El hombre tiene en su haber muchos muertos. Las familias antiguas se respetaban en la medida que demostraban quién había matado más enemigos. Entre más enemigos hubieras matado, la amistad era más profunda. No hemos avanzado mucho desde esos días donde era primordial pertenecer a una tribu. Somos tribales. Si hay algo que ha intentado la modernidad es hacer deponer las armas a lo tradicionalmente monstruoso. La modernidad le quitó el velo al pensamiento primitivo. Por eso la modernidad es movimiento.
El lenguaje es ese hombre divertido entre los amigos y celebrados en las fiestas. Es un hombre que conoce el buen comportamiento, un tipo que cuida el santo grial de la cultura. Luego ese hombre se va metiendo en malos pasos, compra esto y aquello. Hace silenciar al otro y al otro, entonces eres el líder del grupo y así todos más o menos van entendiendo la cultura. Los muchachos entienden también a quién hay que silenciar y por qué motivos. No hay mucha discusión sobre esto. Es decir, el lenguaje es algo que pacta, me refiero a que no es un fenómeno aislado de la sociedad, sino que que constantemente puede estar en una plaza escuchando a Pink Floyd y no tener problemas con nadie, ser un hombre despejado, un hombre natural que silba canciones como tarareando el olvido, quizás alguien que ya pasó, que ya tuvo su tiempo; un hombre apacible como diría Michaux.
El lenguaje es esta torre de testosterona que le ha nacido a la tierra como un niño con acné en la frente. Es ese fastidioso barro, o como quiera que desee llamarse, que luego explota y todos explotan y los medios explotan. Entonces es allí cuando podemos hablar de la miseria humana, que, como el humor, son dos finas formas de pensamiento. Ahora bien, nos podríamos hacer la pregunta: ¿quién verdaderamente es el humorista y quién es el villano? ¿Quién está diciendo la verdad de todo este asunto?
El lenguaje que esperamos es un lenguaje que nos libere del orden establecido. Que sirva para comunicar y no para imponer y para dominar. Un lenguaje que incluya a la mujer y al hombre. Las mujeres son el amor y la compasión, yo lo decreto. El hombre es hombre. La mujer es mujer. Es mi principio, hay dos energías que coexisten en un mismo plano. Es decir, hay una mujer cuerpo y un hombre cuerpo.
De esta forma el lenguaje busca deshacerse de todo aquello que se sospecha atenta contra la moralidad y las buenas costumbres. Empiezan a mandar a la hoguera a los abuelitos que aún escriben sobre el consumismo. El lenguaje comienza a levantarse con furia en contra de la humanidad rebelada. Al final, las fuerzas armadas, para ser más exactos, los hombres encargados de mantener este toque de queda que es la sociedad, mantienen las condiciones para la vida.
Por lo tanto, el lenguaje también es una abuelita muy seria que si te equivocas te mete dos manotazos en la cabeza y te hace recordar que aún la sociedad no ha cambiado del todo. Es una señora que constantemente te estará mandando a arreglar la camisa, la corbata; que notará rápidamente cuando tu cabello comenzó a crecer un poco más de lo "normal", y te va a decir todos los días que lo cortes, hasta que te lo cortas, y ella luego te va a decir que estás precioso, que ahora sí pareces gente.
Pero en realidad, todos sabemos que la abuelita tiene un hombre ideal tatuado en su cabeza como un ADN turbulento, y sabe cómo luce el hombre próspero, sano y deseable. Puedo decir con toda certeza que el lenguaje es un hombre borracho con una botella de licor en una mano, un hombre con un arma dando balazos y saliendo en fotos navideñas con AK47’s. Y allí comienzan los problemas.
Entonces, el lenguaje no puede ir preso, obviamente porque solo existe en la cabeza de los humanos y es una forma de comunicarse con la tribu. ¿Quiénes son los que están conmigo? Pero lo cierto es que el lenguaje va a ser pieza fundamental de este nuevo orden mundial. Nadie va a aceptar el imperio del lenguaje. Y si eso sucede, ya para entonces debemos ser aproximadamente 3 billones de personas en todo el mundo, de 7 u 8 billones que hay ahora. Es decir, está claro que el hombre está buscando la forma de cómo adaptarse a la tierra. Obviamente el fantasma de Malthus nos asalta la cabeza. Sabemos que la tierra, como el lenguaje, algún día dejará de existir en la forma como la conocemos. Obviamente el lenguaje es una gran obra de teatro donde los actores obtienen su pago con platos de comida.
La buena noticia es que ya la debilidad y la inconsistencia han sido notadas. El lenguaje adolece de fallas que se enfrentan a los desafíos de la modernidad. ¿Podrá el lenguaje avanzar tan rápido cómo lo hace la mente? El todo poético es lo que está en el lenguaje, pero es todo aquello que está fuera de él también.
EL CENTRO DEL PIXEL, una selección de poesía inédita del escritor venezolano Carlos Zarzalejo. Parte de su obra poética: poemas en verso y poemas en prosa.
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