Poesía: La nada significante 16-18


 

NADA SIGNIFICANTE


XVI

 

El universo es una gran maquinaria. Existe el fuego, las herramientas, los rieles. Todo es mensaje. Se derriten las piedras y florece la voz. El ser humano nombra las cosas; las agita.

Sembramos concreto. La ciudad sube por la escuadra. Los ovnis vuelan sobre las cejas; sofisticados frisbees atraviesan la playa en nuestra lente. Hay que comenzar a doblar las rectas y hacer animales con los globos del bulevar; convocar un cabildo de notables en las paredes; escribir versos exorbitantes sobre el mundo; interrogar a los magistrados.

Las estatuas se mueven junto al resto de las cosas. La política es el arte de mirar las estrellas. El astrónomo conoce cuán impecables y densas son las nubes de gas en la noche. Una gota es todo y nada.

 

XVII

 

La libertad está en la hoja que ha sido polinizada por el aire de los labios; aire que entona Anai Saoco; aire bueno; aire de playa. El marfil se licúa ante los ojos del mundo. Siempre hay gente que aplaude antes. El piano no es nada sin instinto.

El ritmo nace de la frecuencia. Cortamos lo infinito en partes desiguales y volvemos a la secuencia para dar señales de vida. Hay un lenguaje más allá del cielo. El espacio se construye de sonidos que provienen del pasado. La vida es el vuelo de algo; un destello, un aviso.

Las luces que separan nuestros cuerpos cruzan un vecindario. Viajan a través del aire oscuro de la noche. Una piedra no es un cometa. La coreografía de los puntos hace patrones muy parecidos. La firmeza del sol es sospechosa porque todo arde a su paso.

La libertad consiste en repetirse uno; el acento en el matiz.

 

XVIII

 

Me paseo por las avenidas donde transcurre gloriosa la vida de los gnomos. Frente a la pantalla, tras la cumbre de mi voz, algunos sonidos celebran el espíritu de la vacuidad; una bulla silenciosa de píxel; un toque de diana en ninguna parte.

La máquina de troquelar neuronas se derrama por las paredes de los callejones. La piel se disipa en largas horas de oscuridad. Buscamos un café, un cigarrillo, cualquier sustancia para intoxicarnos. Llegamos con la luna en el mismo sitio de la barriga, y el sueño de acabar con la agresión del sistema.

Que el rock esté siempre con vosotros; que el acto de amar tenga planetas y tumbadoras.



EL CENTRO DEL PIXEL, una selección de poesía inédita del escritor venezolano Carlos Zarzalejo. Parte de su obra poética: poemas en verso y poemas en prosa. 



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