Poesía: La nada significante 4-6

La nada significante 4-6

 

NADA SIGNIFICANTE


IV


 Somos nada significante; signo; tejido cósmico; carne sutil del agua. Somos agua en estado literario; un cristal puro. Somos el guaguancó del adiós, el sonido del cuero en la memoria.

Las sombras se mueven y es la prueba más contundente de la vida. Ondulan los cabellos en el mar; hacen remolinos y regreso por ahí, con ese olor a incienso de rocío.

Reconocerse como parte de algo es un atrevimiento, pero es una forma de decir sí a la existencia. Existir es pertenecer. Cada molécula contiene la información gruesa del todo; de lo contrario, no pudiera unirse la materia. Así explico un beso o un amanecer; la galaxia. La tierra sería un zoológico raro sin el hombre.

Abro los ojos y mi cuerpo sintoniza la frecuencia del carbón. La metalicidad del sistema se dobla con el humo, se hace elipse y orbitamos. Jamás tendremos el poder de mover la masa de la tierra excepto en nuestros sueños. La tierra es elemento y poder. Nuestro cerebro apenas entra en un cofre.

El diafragma maniobra la palabra desperdicio, se expande y se contrae como una lombriz. De allí que la nada es solo transición.

La ceniza es la materia conservándose; el gas. Mi cabeza, una llovizna que se desploma sobre los gatos.

 

V

 

No conocemos sino un par de kioscos en el cielo, lo demás es Aikido. Yo pudiera dar una serenata en Antares, cantar enamorado en una nube buscando las centellas. Todo bajo mi riesgo. Punto.

Así, regresar con mi calendario maya, con mi carne en tu memoria, y luego sacarte el aire despacio como en el Tai-Chi. La fiesta de tus ojos y mis ojos frente al monitor construye una máquina de cortar las reses. Me escribes un mensaje: sube.

Hay que hacer el fuego, de lo contrario te congelas con tus propias manos metidas en la mañana. Prepárate porque vienen unas piedras a buscarte que son tan grandes como en el área 52. Agárrate del horario mientras puedas; saca tu boca por la ventana para que sientas la lluvia de los comederos.

Lo acertado es que revuelvas las maletas donde tenías metidos los oídos. Nunca escuchaste los faros en el papel. Se trataba de llevar al rey tras las rejas. Te advertí que nada es nuevo en este apocalipsis.

Fijemos nuestro corazón en cada nota donde giran los poemas. La flor está en el universo. Todo tiene su lugar. Los asteroides simplemente son unos cinceles; y la vibración con la que llegan hasta tu pecho es para saber qué es lo tuyo.

 

VI

 

Todo es satelital. El átomo se mueve como las galaxias en la mirada. Dar vueltas es un buen ejercicio para los ojos. Eso lo aprendimos en el psiquiátrico que es la brisa.

Una columna de aire sube y se lleva una bolsa con todas sus penas. Entramos por las puertas giratorias a nuestro centro. Somos nuestra película.

La paz es seguir el camino de los astros en el agua. Calmarse porque nada es inmóvil. Seguir no es una decisión que nos concierne. Un movimiento continuo son mis vísceras espolvoreadas en una hoja; un hombre que camina solo, con un vaso dentro del mundo.



EL CENTRO DEL PIXEL, una selección de poesía inédita del escritor venezolano Carlos Zarzalejo. Parte de su obra poética: poemas en verso y poemas en prosa. 

Comentarios

Luz María López ha dicho que…
Bello trabajo. Fuerza y caricia, a la vez.