Poesía: ATTA (2014) - La maloca yekuana como cosmograma
ATTA
Carlos Zarzalejo
“ …son Cristos de otra forma y de otra creencia”
Apollinaire
Prólogo a ATTA
La casa que se vuelve cielo
ATTA no es un lugar: es un gesto. Antes que arquitectura, es un modo de conciencia; antes que refugio, es cartografía. En estas páginas, la vivienda yekuana, la casa redonda cuyo dahaak late como pecho encendido, se levanta no solo con bejucos y palma, sino con ecuaciones íntimas: curvas que sostienen la luz, radios que apuntan al origen, órbitas que amansan el vértigo. Aquí, la casa se sabe cosmograma: un diagrama habitable del universo. “Son Cristos de otra forma”, escribe Apollinaire; yo digo: ATTA es el mismo Cristo. No se trata de una provocación, sino de un desplazamiento: lo sagrado se reconoce en lo minucioso e infinitesimal, donde cada partícula se pertenece y en ese acto de pertenencia. La fe no la muestro como doctrina, sino como física del cuidado: somos usufructuarios de la materia, inquilinos de un préstamo interminable. La casa, entonces, no es propiedad: es pacto.
El Hombre de Vitruvio, ese diagrama de proporciones idealizadas, gira aquí como agalla reptiliana y deviene ATTA: el cuerpo que buscaba encajar en el cuadrado y el círculo aprende a moverse, a aceptar que la recta no existe así, que el universo prefirió siempre la curvatura. El poema declara lo que la relatividad ya intuyó: predominan las esferas, las trayectorias sinuosas, la torsión leve que hace del espacio-tiempo una danza. En este libro, la línea recta solo sobrevive en el “entísico baile cerebral”, un diseño de laboratorio que se deshace al primer contacto con la selva del mundo.
ATTA se erige con tres materiales: fuego, respiración y ritmo. El fuego, fogón del cosmos, no es adorno ritual, sino antena de convergencia: del centro asciende la señal. La respiración es la ética: “declaro libre a todas mis células y aún existo”, una teología de la responsabilidad corporal, una liturgia sin altares de mármol que nos devuelve al oxígeno y a la piel. El ritmo es técnica y es pulso: “la voz es un arte marcial”; cada verso ejecuta un kata de la lengua, disciplina del golpe exacto, no para herir, sino para abrir radio en lo real. En su geografía, ATTA rehúye la comodidad de lo exacto. “Lo exacto es un camino intransitable”; la exactitud, aquí, aparece como desvío del sentido, como ilusión de control. En cambio, en este libro trabajo la precisión de lo vivo: no la cifra inerte, sino la medida que palpita; no el ángulo, sino el bordado curvo que traza el bejuco cuando asciende con luz. Por eso la imagen del río que encuentra a otro río y canta el mar es más que metáfora: es algoritmo sensible de la conciencia.
El tiempo, por su parte, es onda. Lo que vemos, a distancia, ya sucedió; convivimos con el pasado como con un vecino paciente. Quizá seamos, “el pasado de una civilización fecunda”. Este desplazamiento obliga a la humildad: aprender a decir no sé como comienzo de inteligencia. En ATTA, la ignorancia no es déficit: es apertura de horizonte, un ahó pronunciado con convicción, faro monarca de la especie. Si la casa es el mundo reducido a escala, el poema es casa portátil. No es casual que el libro convoque a Wanadi y bendiga lo elemental: la tierra antes que el polvo, el oxígeno antes que el dogma. Hay aquí una bioética del asombro: defender todo lo que existe, no por romanticismo, sino por reconocimiento del diseño inicial, del primer plan donde “todo lo que el hombre puede hacer” ya está, no como destino cerrado, sino como posibilidad responsable.
ATTA, en su corazón, propone un modo de caminar: no para ir juntos, pero sí hacia el mismo sitio. Es una política del centro compartido, una diplomacia de radios. La unidad que imagina no uniforma; converge. De ahí su gesto anti-ascético: nada de negar el mundo; hay que habitarlo con lucidez. ATTA no salva del afuera; salva de la intemperie que somos, habilitando un adentro que no clausura al afuera, sino que lo orienta.
Este prólogo no quiere domesticar el resplandor del libro, apenas templar la escucha. Lea el lector como quien entra descalzo: con respeto, con alegría interior, con el cuerpo atento a la temperatura del suelo. Permita que la casa le trace sus radios, que el fogón le revele la antena, que la esfera le enseñe a curvar sus respuestas. Y, cuando llegue el momento, levante el estandarte de la especie con ese ahó que no manda ni suplica. Porque ATTA, la vivienda y el mapa, lo inexacto inscrito en el orden, nos recuerda que la conciencia no es ni individual ni colectiva, es un todo que se reconoce en cada uno.
Que Wanadi cuide estas palabras y nos cuide de toda exactitud que olvide la vida.
ATTA es el mismo cristo
El Hombre de Vitruvio gira
como las agallas de un reptil
se convierte en ATTA
es la conciencia
y las calles que llevan al ser.
Nadie es dueño de nada
nada es de nadie
solo hay un profundo acto de fe
cada partícula del universo pertenece a sí misma
que es Dios
decir lo contrario es negar la luz
nada se detiene
nadie
nada
nadie
nada
somos usufructuarios de la materia
todo en nosotros es un eterno préstamo
de algo que ni siquiera
sabemos qué es
el pacto es ATTA,
el cosmos
que se ha hecho camino
Dios sorprende en lo minucioso
e infinitesimal
¿cómo el TODO
habita el mismo espacio?
la distancia entre dos extremos
es más que el infinito
porque todo es todo
la circunferencia la determina el palo
pero es una esfera
la vida
en las paredes del óvulo
en todas las longitudes
que es la luz:
la recta no es recta
no existe así
en el universo predominan las curvas
las esferas
los círculos
las figuras rectas
regulares o no
son inexistentes
excepto
en el entísico baile cerebral
el universo es sigiloso
forjar la conciencia con la fuerza del espíritu
no está en la pantalla
no está tan cerca
y está ahí
la voz es un arte marcial
es una curva
la recta se mueve. H.R
somos alguna forma de vida
en un planeta equis.
ese algoritmo es inaccesible
al hombre
bébete un punto
deja el estrés
somos ondas y también partículas
en ninguna parte existe el ángulo
a diferencia de Dios
no se puede probar
excepto matemáticamente
somos puntos que se unen a sí mismos
en eterna sinuosidad
la esquina
tampoco es un ángulo
cuando el caballo galopa
la tierra sabe su destino
se escuchan
lo exacto es un camino intransitable
por allí estamos derrotados
somos un diente de león
perdido en un poema
el bejuco que trae la luz
nunca podrá ser la recta
la conciencia
no tiene forma conocida
pero está allí
en el corazón del fuego
el río que encuentra a otro río
que lleva al mar
es una forma universal
de sabiduría
y el olor a especias
que sube por las hojas
aprender a decir
no sé
y comenzar
a entender la llama
el fogón del cosmos
celebrar el milagro de ser uno mismo
ondeando
y palpitando hacia la luz
como la bandera
del país que amas
el camino
no para ir juntos
pero sí
hacia el mismo sitio
es el resplandor que se contrae
hacia sí
el océano que es
la cabecera de los ríos
es Atta
el Hombre de Vitruvio
que ha aprendido a moverse:
lo inexacto
inscrito en el orden
que los eruditos
dejen en paz
los dreadlocks del cosmos
¿cómo se verán los bordes de la luz
cuando viajan a través del espacio?
esa imagen es la aproximación
a la respuesta
existe la posibilidad
de conexión
en tiempo real
de dos puntos en el infinito
lo que vemos
desde lejos
es lo que pasó hace años
el tiempo es una onda
quizás somos el pasado
de una hermosa
y fecunda civilización
Atta no es un lugar
es la posibilidad de salvarnos
de la intemperie que somos
la ruta a la conciencia
y su recreación cósmica
todas las creencias
confluyen en el dahaak
el pecho de la casa
la suma
de cada horizonte
a José Angel Valente
la casa es redonda
el centro se conecta con el infinito
la antena de fuego
el inicio y el fin del cosmos
la conciencia
en su estado más puro
en ese centro
nadie necesita arrancar una rosa
ser
no significa perder la luz
por el contrario
significa
conscientemente
ser luz
la conciencia
no es individual
ni colectiva
es un todo
LUZ
soy la respuesta
al último átomo de mi ser.
declaro libre a todas mis células
y aún existo
no es mentira
siempre lo hago
y sigue mi cuerpo
no existe la mente como mente
solo
en tanto parte del cuerpo
la extensión
el brazo lumínico
capaz de reflexionar metafísicamente
sinapsis sublimes
expandidas en el cosmos
el ente es una unidad indivisible
los elementos
(no le rezamos al polvo
sino a la tierra)
los seres vivos
somos elementos
no se puede sembrar un brazo
ni una sentencia
por eso hay que respetar
la razón de las cosas
hacerles un altar
por un lado
la única forma de vivir
es parecerse
por otro lado
hay un principio que dice:
nunca se repite un mismo evento
¿cuánto de mí soy de los otros
y cuánto de mí será de mi propio ser?
un poeta se parece a la atmósfera
no parecerse a nada es imposible
los átomos se parecen
y no se parecen
para eso es la luz
el fuego
hay una inteligencia cósmica
que es la conciencia
una sonrisa
un té
poder hacer los materiales
con los que está el hecho el cosmos
es investigar seriamente
somos primates
un poco más avanzados
la capacidad de reconstruirse
está ya en alguna gaveta
el código
algún verso de Dios
el ADN es el poema perfecto
cuando la técnica
se hace altamente demostrativa
es luz
cuando la técnica ya no es técnica
todo lo que el hombre puede hacer
está en el algoritmo de lo creado
el primer plan
el: ?dónde empiezo?
la capacidad de preguntar
es el hombre
un ser capaz de amar
es la creación más sublime
alabemos a Dios
por el oxígeno
por la piel
pareciera que hay una pared
donde termina nuestro mundo
nuestro corazón
pareciera que todo depende
de la intensidad de la luz
de música
de lenguas amarillas
a Nicanor Parra
jamás escribiré la palabra rebeldía
reflexionar sobre sí
es nacer
alzar el estandarte
de la especie
me declaro defensor de todo lo que existe
pararse en medio de la conciencia
el faro monarca de nuestra vida
decir
soy yo
con convicción
como un ahó
invocar al cosmos
no tengo mucho que agregar
todo lo demás ya se dijo
en para un amor llamado amanecer
sueños
espantos
y llaves dormidas
ellos mismos
sonaron las trompetas
hacia el oeste
al amanecer
con intemperie y elegancia.
Los saludo poetas
Wanadi
que eres luz
cuida estas palabras
protégelas
de lo pesado del polvo
aléjalas del tiempo
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